2 de diciembre de 2005

Izas y rabizas



Inauguro este diario (o bitácora, o blog, o masturbación mental o como gustéis en llamarlo) con una apasionante página sobre la historia de una bulliciosa urbe como la Sevilla renacentista. Merecen la pena todos y cada uno de los epígrafes:
http://www.personal.us.es/alporu/histsevilla/index.htm


Por supuesto, los más jugosos no son los que tratan de las clases altas, sino de las mucho más honradas clases populares. Los que si matan, dado el caso de que en su vida tengan que pasar por ello, lo hacen de uno en uno, y no de mil en mil, como hacen los reyes y principales, y que precisamente saltan por ello a los epígrafes de los libros de historia. He aquí la otra Historia, la de los pícaros y mendigos:
http://www.personal.us.es/alporu/histsevilla/picaros.htm

y nuestras amigas las putas:
http://www.personal.us.es/alporu/histsevilla/prostitucion.htm


Leyendo algunos párrafos de esta página te das cuenta de cuán poco ha evolucionado la mentalidad, y aún más, de como en muchos casos ha retrocedido a posiciones más retrógradas, injustas e hipócritas.

Por ejemplo, pienso en la gran urbe madrileña y la concejala doña Botella, terror de putas y azote de mendigos para mayor gracia de Dios.

Pero, al fin y al cabo, ella no es más que la voz sucia de un pueblo hipócrita que aún no ha superado los miedos que sembró la contrareformada Iglesia en nuestra conciencia, privada y colectiva.

Nunca entenderé la diferencia esencial entre una masajista y una puta. Ambas procuran placer con su cuerpo, sólo que una con sus manos y la otra con su coño. Claro, que tampoco veo diferencias esenciales entre la mano y el coño. Al final todo viene del mismo miedo a la sexualidad, de considerarla una actividad sucia y pecaminosa.

En fin, que a ver si algún día hay un político con algo más de moral que de bocaza que legaliza de una vez la prostitución, para que puedan dedicarse a ello con todas las garantías aquellos/as que quieran y puedan, como cualquier otro oficio.

Los hay peores, como el de ir a dar palos a las manifestaciones a personas que ni tan siquiera conoces. Al menos las putas sólo joden a aquellos que aceptan, y generalmente éstos quedan conformes y contentos.

¿ Y qué hay de aquellos que firman y juran que matarán a todos aquellos ciudadanos, de su mismo o distinto país, que su superior les de el genérico apelativo de "enemigo"?. Y sin que al uniformado de turno le hubieran siquiera faltado al respeto ese colega "enemigo", ya ve usted!

Qué gran inmoralidad hay detrás de estos oficios y, sin embargo...son las pobres putas las que se merecen el desprecio y la prohibición, sin haber hecho mal a nadie y si tantas veces mucho bien (no gratis, pero tampoco el maestro enseña gratis aritmética y no por ello es menos loada su contribución).

Así que, Zapatero, encanto, a ver si levantas la prohibición de existir a tanta mujer (y algunos hombres) que viviendo tras el telón de la legalidad sólo reciben abusos. Y, a cambio de que la sociedad reconozcamos su trabajo, que ayuden a llenar las arcas del Estado, que seguro que su contribución no sería flaca.

Y de paso, póngasele bozal a aquellas que ladran contra la prostitución (ya se sabe, las mujeres aceptan mal la competencia, y las putas bajan la cotización de sus católicos y apostólicos coños).

Así pues, mi primer comentario (espero que Doña Ana no esté leyéndome y sea el último) se lo dedico a las putas de menos de mil duros, y a los mendigos cartón de vino en mano y cartón por edredón. Gracias a vosotros, las ciudades parecen un poco menos sucias.

Gracias!

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